La realización en el trabajo: Del mamut a chatGPT

Los seres humanos buscamos, por una especie de ley innata, sentirnos realizados con lo que hacemos. Desde cazar un mamut y alimentar a la tribu hasta conseguir un ascenso en nuestro puesto soñado. Poseemos un poderoso sistema de recompensas que nos empuja a ir más allá, a contribuir, a encontrar propósito.

Sin embargo, esa parte espiritual de sentido, acción y labor cumplida se ha trastocado con el tiempo. ¿Por qué ahora es tan importante definirnos por lo que conseguimos en nuestro tiempo libre? ¿Por qué la superación personal y prepararse maratones se ha puesto tan de moda? ¿Los trabajos actuales nos privan de esa realización y la buscamos fuera? ¿El trabajo sigue aportando los mismos alicientes pero ya no son suficientes?

Cabe preguntarse cómo se sentiría un cazador al traer a su poblado una buena presa, la satisfacción que generaba al artesano entregar su obra finalizada tras semanas de minucioso trabajo. ¿Terminaban la semana deseando llegar al viernes para desconectar? ¿Pensaban a mitad de su jornada en la 10k nocturna que tenían que prepararse?

Quizás si y la reflexión acabaría aquí, pero asumamos que no y continuemos 🙂

Del mamut al supermercado, del taller a la cadena.

La experiencia del trabajo ha cambiado radicalmente. En sociedades preindustriales el oficio era una extensión de la identidad, con una conexión entre el artesano y el producto, la caza y el valor para la tribu. Tenemos apellidos como «Herrero», «Guerrero», «Carretero», ¿hoy aceptaríamos llamarnos «María Project Manager García» o «Juan Técnico Contable Martínez»?

La especialización extrema y producción en masa que trajo la revolución industrial despersonalizó la labor. El diseñador de calzado no pega la suela, el que la pega no cose, y el que cose ignora el origen del material.

Hoy, el cazador vende la presa a una empresa que la filetea, otra empresa la envasa, otra la vende en bandejas en un supermercado y la cajera la pasa por el láser que suma el precio a la cuenta total, sin saber de donde viene lo que vende, sin ni siquiera mirar ni al producto ni al cliente, ¿quiere bolsa?

¿La fragmentación de la cadena ha diluido el sentido de la labor cumplida? ¿Nos deja con cierto vacío personal?

La era digital, la prisa y el vacío de los domingos por la tarde.

La modernidad ha acelerado esta desconexión. Aunque probablemente estemos viviendo en la mejor época en lo que a condiciones laborales, de libertad y derechos se refiere, es fácil pensar en que el atareado, magullado y cansado leñador se sentía más satisfecho al dejar el hacha que nosotros apagando el ordenador.

¿Por qué hay personas que viven para el fin de semana? Esperan que la semana laboral llegue a su fin, buscan la realización o el entretenimiento a partir del viernes por la tarde, pero el domingo una extraña sensación de desasosiego acecha, y el lunes el despertador recuerda que el ciclo debe continuar.

¿Se busca en el ocio lo que el trabajo ya no provee? ¿o nuestro sistema de recompensas se ha atrofiado tanto que el trabajo ya no es suficiente?

El impacto de la IA.

Y ahora entremos a la inteligencia artificial… Su impacto en la naturaleza del trabajo es profundo y ya lo estamos empezando a ver. Antes automatizaba tareas rutinarias, gestionaba gran cantidad de datos en un visto y no visto, pero ahora esta asumiendo funciones más complejas planteando lo siguiente: ¿nos empuja la IA hacia la irrelevancia?

No quiero entrar en el problema del desempleo y cómo se subsidiará a los afectados. Aquí no importa el dinero, importa el significado.

¿Puede ser la IA una herramienta para eliminar el trabajo repetitivo y sin sentido que trajo la revolución industrial y volver a esa «artesanía»? En la mayoría de los trabajos hay tareas repetitivas y tediosas.

Si eliminamos la dura preparación, la repetición y paciencia de afilar la lanza y las heridas y sudores vertidas en la persecución ¿sería igual de gratificante la caza?

Las frases «la IA aumentará las capacidades de cada trabajador», «la IA destruirá puestos de trabajo, pero generará muchos más», ¿son ciertas o es otra trampa?

Más allá de la máquina, el propósito humano.

Imagina que cada una de las tareas que haces actualmente en tu trabajo las hiciera una máquina. Piensa en las más sencillas de automatizar y luego ve pasando a las que necesitan algo de espontaneidad, trato personal, opinión crítica.

En este futuro conservas el trabajo, pero es testimonial, todo lo hace una IA o dos. Eres un desempleado que va a un sitio a comprobar que una máquina hace bien el trabajo que antes hacías tu. La mayoría de las personas están igual o se emplean en trabajos manuales que no renta automatizar. El resto tiene una paga porque nadie sabe qué hacer con ellos.

El dinero no es problema. Te levantas por la mañana y las tostadas están hechas. Un algoritmo enciende la televisión antes de que te de tiempo a coger el mando, sintonizando tu canal favorito. Miras tu móvil en busca de inspiración y todas las historias se parecen, sin chispa, escritas con IA. Tu pareja busca un destino para el verano «Recomiéndame los sitios más sorprendentes para visitar en junio», los destinos no sorprenden.

Sitúate en ese escenario, visualízate en él y pregúntate: ¿Qué estas haciendo? ¿Sigues pudiendo aportar valor? y si no es así ¿dónde podrías dar lo que eres? ¿dónde podrías experimentar la sonrisa del cazador volviendo al poblado? y la pregunta final… ¿Necesitarías prepararte un ironman?


Nota: Éste articulo fue escrito con ayuda de una IA para clarificarme, hacerme preguntas más agudas y auto-explorar la idea que tenía en la cabeza. Cuando le pregunté cuándo sería mejor publicarlo en linkedin me respondió: «Para publicar un articulo en linkedIn, yo me inclinaría por un martes o miércoles a media mañana (9:00 – 11:00 AM CEST). Es un buen equilibrio para captar tanto a los profesionales en su día a día como a los curiosos en una pausa». Hoy es sábado.